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lunes, enero 28

ENERO 30 DIA DE SAN JUAN BOSCO





San Juan Bosco nació en Castelnuovo, Italia, al norte de Roma.

Su padre Francisco, un sencillo campesino, murió cuando Juanito apenas tenía dos años y medio. La mamá, Margarita, analfabeta y muy pobre, tuvo que encargarse ella sola de levantar a sus dos pequeños hijos, Juan y José, y al hermanastro Antonio, hijo de un primer matrimonio de Francisco, y cuidar además de la anciana suegra, paralizada en una silla.
Mamá Margarita resultó ser una gran educadora. En casa tenían que aguantar hambre y faltaban muchas cosas materiales pero había mucho amor y una gran religiosidad. Cada madrugada se rezaba el rosario y Juanito Bosco ya a los seis años lo sabía entonar muy bien. Cada noche se leía la vida de un santo y una página de alguna publicación que hablara de misiones o de misioneros.

Juanito Bosco deseaba mucho estudiar pero en la vereda no existían escuelas y no había dinero para ir al pueblo a estudiar. Un tío campesino le enseñó a leer, y el niño Bosco empleaba todas las horas libres que le dejaban los trabajos del campo en leer y aprender el catecismo y la Historia Sagrada.

A los 9 años tiene Juanito Bosco el primero de sus 159 sueños proféticos. Se le aparece Nuestro Señor junto con la Virgen María y le presentan un montón de fieras que luego se convierten en corderos. Luego le muestra una multitud de jóvenes y le dicen: ""Este será tu oficio: cambiar jóvenes tan difíciles como fieras, en buenos cristianos tan dóciles como corderitos"".

A Juan Bosco sus estudios le cuestan verdaderos sacrificios. No porque no tuviera cualidades, pues poseía una memoria prodigiosa que le permitía recordar todo lo que leía y escuchaba, sino porque su pobreza era total. Tuvo que pedir limosnas entre los vecinos para poder asistir al colegio. Nunca supo lo que fue comprar libros nuevos o estrenar vestidos. Todo era de segunda mano. Pero esta pobreza lo hará enormemente comprensivo más tarde con los jóvenes pobres carentes de medios económicos para poder estudiar, y lo llevará a dedicar toda su vida a procurar facilidades de estudio para los niños más necesitados.

Una cualidad admirable: su interés por la salvación de la juventud. El entusiasmo de San Bosco por la juventud es más único que raro. Desde su infancia ejerce una influencia muy notoria entre sus compañeros. Niño que se hacía amigo de Juanito Bosco se hacía mejor. Y después durante los 47 años de su sacerdocio parece que no vive sino para la juventud. Se gana de tal manera el cariño de los jóvenes, que es difícil encontrar en toda la historia de la humanidad, después de Jesús, un educador que haya sido tan amado como Don Bosco. Los jóvenes llegaban hasta pelear unos contra otros afirmando cada uno que a él lo amaba el santo más que a los demás. En su trato era puro como un ángel, pero extraordinariamente afectuoso. Todos se daban cuenta de que su preocupación era salvar el alma de cada uno de sus discípulos, y para lograr esto estaba resuelto a cualquier sacrificio por grande que fuera.

Otra cualidad impresionante de Don Bosco fue su alegría. Los muchachos de la calle lo llamaban: ""Ese es el Padre que siempre está alegre. El Padre de los cuentos bonitos"". Su sonrisa era de siempre. Nadie lo encontraba jamás de mal humor y nunca se le escuchaba una palabra dura o humillante. Hablar con él la primera vez era quedar ya de amigo suyo para toda la vida.

Con algunos de los muchachos pobres que iba educando logró fundar una Comunidad para educar a la juventud pobre. A sus religiosos les puso el nombre de ""Salesianos"" en honor del santo más amable que ha existido después de Jesucristo: San Francisco de Sales. Es que necesitaba que sus educadores imitaran a este amable santo en tratar bien a los destinatarios. Los salesianos son ahora 17,000 en 105 países, con 1,300 colegios y 300 parroquias.

También fundó San Juan Bosco a las Hermanas Salesianas, Hijas de María Auxiliadora, las cuales son 16,000 en 75 países y se dedican a educar a la juventud pobre.
Una labor queridísima para Don Bosco fue siempre la difusión de las buenas lecturas. El mismo escribió más de 40 libros y uno de ellos, el que se titula: ""El joven Instruido"", alcanzó durante la vida de su autor más de 50 ediciones y llegó al millón de ejemplares, lo cual era mucho para el siglo pasado cuando la imprenta no estaba tan desarrollada como ahora. El decía que Dios lo había enviado al mundo para educar a los jóvenes pobres y para propagar buenos libros. Sus salesianos tienen ahora en el mundo 65 imprentas y publican millones de libros religiosos a precios módicos para el pueblo. Los escritos de San Juan Bosco agradaban mucho a la gente porque eran sumamente sencillos y fáciles de entender. El santo repetía: ""Propagad buenos libros. Sólo en el cielo sabréis el gran bien que produce una buena lectura"".

Otra gran obra de San Juan Bosco fue su trabajo por las Vocaciones Sacerdotales. Al final de su vida hizo cuentas y llegó a constatar que seis mil de sus discípulos se hicieron sacerdotes. Es una cifra difícil de igualar en la vida de un apóstol. Ojalá Dios nos concediera poder imitarlo en el apostolado de conseguir vocaciones y de ayudar a quienes manifiestan deseo de dedicarse al apostolado.
Sus últimas palabras, la noche anterior al día de su muerte fueron: Jesús, María, mañana, mañana